Hubo que hacer numerosos injertos de chapa tanto en los cajones como en el cuerpo de la cómoda.
Se masillaron los orificios de carcoma y se chuletearon algunas grietas. Puesto que faltaban las patas traseras, hubo que buscar unas a modo de bolas acanaladas, a las que se les dió color con nogalina.
Se reintegró cromáticamente tanto los injertos como los chuleteos que lo necesitaron.
Entonces se procedió a aplicar un acabado con gomalaca descerada para respetar al máximo el tono original de la pieza.
El resultado fue espectacular.
Por último se le colocaron los tiradores y las bocallaves.
Este trabajo lo realizó Lucía.
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